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Aumento enfermedad renal resalta importante conexión corazón-riñones

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    Editorial Semana
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura

Redacción Editorial Semana


Mejorar la salud renal con terapias basadas en evidencia disminuye la probabilidad de ataque cardíaco, ataque o derrame cerebral o insuficiencia cardíaca en personas con síndrome cardiovascular-renal-metabólico (cardiovascular-kidney-metabolic, CKM).


A nivel mundial, la tasa de muerte por enfermedad renal crónica aumentó un 24% entre 1990 y 2021, según las estadísticas publicadas por la American Heart Association (la Asociación Americana del Corazón), una fuerza global que está cambiando el futuro de la salud para todos. El aumento de las tasas de enfermedad renal es una preocupación importante para la salud cardiovascular en todo el mundo.


La enfermedad renal aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Pero hasta nueve de cada 10 adultos estadounidenses con enfermedad renal crónica no saben que la padecen. Aproximadamente uno de cada tres adultos estadounidenses tiene al menos tres componentes del síndrome CKM.


Ambas enfermedades, a menudo, se desarrollan juntas. Incluso el daño renal temprano aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como enfermedades cardíacas, insuficiencia cardíaca y derrames cerebrales. Los estudios muestran que tres de cada cinco personas con enfermedad renal en etapa temprana también tienen enfermedad cardiovascular.


Para detectar la enfermedad renal se utilizan dos pruebas. La relación albúmina/creatinina en orina (urine albumin to creatinine ratio, UACR) utiliza una muestra de orina para buscar una proteína llamada albúmina en la orina, que puede indicar daño renal temprano. Un nivel de UACR de 30 ó más puede ser un signo de enfermedad renal y está relacionado con un alto riesgo de ECV. La segunda prueba común para medir la salud renal es un análisis de sangre llamado tasa de filtración glomerular estimada o eGFR. Un nivel de eGFR saludable es de 90 ó más. Los niveles más bajos pueden significar una pérdida de la función renal.


La salud metabólica es una pieza fundamental del rompecabezas del CKM porque el peso, la presión arterial, los lípidos y la glucosa en sangre juegan un papel importante en la salud del corazón y los riñones. El exceso de peso corporal, especialmente alrededor de la cintura, está relacionado con niveles más bajos de salud renal. Por cada 10 libras de aumento de peso a lo largo del tiempo, puede haber un aumento de hasta un 30% en el riesgo de disminución de la función renal. Cuando se controlan estos elementos, la salud cardiovascular puede mejorar y los riesgos de sufrir enfermedades renales y otros problemas de salud importantes son menores.


El síndrome de CKM tiene cuatro etapas. Las más avanzadas implican una enfermedad más grave. Las primeras etapas del síndrome de CKM son reversibles, pero es fundamental que las personas conozcan sus factores de riesgo.


• Etapa 1–Incluye a personas con exceso de peso (medido por la circunferencia de la cintura o el índice de masa corporal) con o sin resistencia a la insulina. Ello significa que el cuerpo está comenzando a tener problemas para procesar la insulina. Cerca del 90% de los adultos estadounidenses cumplen los criterios para esta etapa del síndrome de CKM.


• Etapa 2– Incluye a personas que tienen sobrepeso y otros factores de riesgo metabólico con o sin enfermedad renal crónica. Los factores de riesgo metabólico incluyen colesterol anormal (triglicéridos altos, lipoproteínas de alta densidad bajas), presión arterial alta, niveles altos de glucosa (azúcar) en sangre o diabetes tipo 2.


• Etapa 3– Incluye a personas cuyos análisis de sangre y exploraciones por imágenes muestran que los riñones, los vasos sanguíneos y el corazón presentan signos de enfermedad incluso sin síntomas.


• Etapa 4– Describe a quienes se les diagnosticó una enfermedad cardíaca y también pueden tener insuficiencia renal. Las personas en esta etapa experimentan síntomas como dolor en el pecho, dolor en las piernas, hinchazón o cicatrización lenta de las heridas. Estos ocurren debido a una función cardíaca reducida, un flujo sanguíneo reducido a las piernas, una función renal baja y diabetes.

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