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El juego político de la papa caliente (Parte II)




Por: Juan Illich Hernández


Dentro de la coyuntura sociopolítica, en lo que concierne al pase de la papa caliente siguiendo el hilo conductor del escrito pasado, encontramos que entre los interines de los nefastos años 30’s y 40’s el país no ha permutado su estado insularista. Yendo a la médula espinal de esos años, las peculiares ayudantías federales como la PRERA (Puerto Rico Emergency Relief Administration) y la PRRA (Puerto Rico Reconstruction Administration) fungieron solamente como medios asistencialistas, pero no como solucionador del problema a nivel macrosocial.


En efecto, si nos detenemos en esta dirección, estos hechos sociales en la Isla técnicamente lo que han promovido es recrudecer no solo la economía local y PIB (producto interno bruto), sino también desintegrar el capital sociocultural (desarrollo histórico, identitario y relacional). Dado a los irremediables empañetados en lo que compete a capital humano (experiencia y habilidades del ser humano) por parte del sistema gubernamental esto trajo consigo el senil pensamiento del colonialismo.


Como respuesta alternativa aconteció en el 1938 el Partido Popular Democrático bajo su figura prócer e iconoclasta Luis Muñoz Marín. Gracias a las influencias del Partido Socialista liderado por Santiago Iglesias Pantín el oleaje muñocista cautivó la atención y admiración de la vasta mayoría de los movimientos obreros e inclusive nacionalista. Tales detalles resultaron ser para ese momento histórico los verdaderos rostros de los puertorriqueños. Quiérase decir, que la alta concentración de la economía isleña está cimentada por el desarrollo feudalista (agricultura). Los mayores bienes con los que se comercializaba aparte de la piratería o contrabando giraban alrededor de la caña de azúcar, café, tabaco y textiles.


Es en ese sentido, que aun no habiéndose traspasado del todo un pase de la papa políticamente hablando, surge como consecuencia de estos conflictos sociales la estrategia del populismo e inclusive oportunismo político en cuyo caso aquí sería el PPD. De ahí la particularidad de integrar a su emblema político- partidista los símbolos de pan, tierra y libertad coloreados con rojo. Dichos rasgos característicos se derivan de la misma revolución bolchevique llevada a cabo en Rusia el 1917.


Así que, el pase de la papa aquí sociopolíticamente hablando en lo que compete a gobierno local debutó en el 1948. Muchos pensarán que desde el mismo 1869 se festejaron las primerizas elecciones, sin embargo, yendo a los archivos históricos, no fue hasta el 48’ que consiguió introducirse el sistema electoral al aparato jurídico- político. Cabe agregar, que en ese mismo transcurso aconteció para el 1946 el Partido Independista Puertorriqueño fundado por Gilberto Concepción de Gracia. Son estas particularidades las que permitieron impulsar en el país cambios significativos y transformativos en el entorno de la planificación urbana, plus administración pública.


Evidentemente, ese desenlace radical y violentísimo que transcurrió entre los terribles años 30’s a 50’s los cambios sociales merecen ser traducidos como unos revolucionarios, puesto que el factor organizacional hizo germinar la maniobra del populismo. Esta estrategia política ha hecho posibilitar no solo la entrada del eufemismo llamado ELA o Libre Asociación, sino también la del condicionamiento psicoemocional colonial. De este modo va poniéndose de manifiesto el exaltar por encima de la cuasi- anexión lo patrio y lo constitucional.


Por tal motivo, es que esa entrada hacia las elecciones general del 48 por parte del PPD y a su vez el PIP la atmósfera psicosocial y emocional de los puertorriqueños representó una ansiedad esperanzadora. Este anhelo según nuestra percepción es el que se espera que arrope a toda la psicología de las masas en estas elecciones. (Continuará…)

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