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  • Foto del escritorEditorial Semana

Puerto Rico es una Nación




Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda


El título y tema de esta columna lo hemos tomado prestado de uno de los múltiples y extraordinarios temas del recién publicado libro “La hora de la libertad” del Lic. Rubén Berríos Martínez, presidente del Partido Independentista Puertorriqueño, y citamos:


[“Puerto Rico no es “americano” de corazón. Es puertorriqueño. El sentimiento nacional de los puertorriqueños se consagra por completo a nuestra Patria. Somos puertorriqueños del mismo modo que los mexicanos son mexicanos y los japoneses, japoneses. Para nosotros, nosotros el pueblo, significa nosotros los puertorriqueños. Solo a través del prisma distorsionado de la “cocacolonización” se puede confundir la influencia cultural de Estados Unidos con la inclusión de los puertorriqueños en el crisol (merting pot) que ha hecho de Estados Unidos “e pluribus unum” (de muchos uno). Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, pero no son estadounidenses. Aunque Puerto Rico no es una nación independiente, se distingue tanto de Estados Unidos como la nación palestina, que tampoco es independiente, se distingue de Israel.


La actual componenda del Estado Libre Asociado es un anticuado vestigio de la Guerra Fría. Según las secciones 1 y 9 de la Ley de Relaciones Federales de 1952, marco legal del ELA, todas las leyes del Congreso, excepto las que estime que son localmente inaplicables, rigen en Puerto Rico y las islas adyacentes (Vieques y Culebra) pertenecientes a Estados Unidos.


Pero en la Constitución de Estados Unidos el status de territorio nunca se ha concebido como algo permanente, y una creciente mayoría de los puertorriqueños repudia el status actual. En el 1952, el 81 por ciento de los votantes apoyó al ELA en un referéndum y el 19 por ciento se opuso. Por el contrario, en 1993, en un plebiscito auspiciado por el gobierno de Puerto Rico, el por ciento del ELA había bajado al 49 por ciento, mientras la estadidad había subido al 46 por ciento y la independencia, a pesar de décadas de discrimen y persecución, obtuvo el 4 por ciento.


El tema de la condición política de Puerto Rico ya no puede obviarse. Si no lo enfrenta directamente, Estados Unidos se arriesga a la retención internacionalmente vergonzosa de una colonia que no tiene ni un asomo de apoyo mayoritario, a la vez que rechaza una petición de estadidad que debilitaría la naturaleza unitaria de la federación. Termina la cita]


Ya lo había denunciado Rexford Guy Tugwell, último estadounidense designado unilateralmente gobernador de Puerto Rico desde Washington, en su libro The Striken Land (La Tierra Golpeada) y citamos: [Esto es lo que el colonialismo ha hecho a los puertorriqueños: Distorsionó todos los procesos normales de la mente, hizo mendigos de hombres honestos. Y la ayuda del Congreso era algo que hacía que Puerto Rico mendigara de las formas más duras y repugnantes, como lo hace el mendigo en las escalinatas de la iglesia. Y este fue el crimen real de Estados Unidos en el Caribe, hacer de los puertorriqueños algo menos que los hombres nacieron para ser]. ¡Prohibido olvidar!

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